21 de diciembre de 2008

Exceso de oferta

En estos convulsos tiempos económicos en los que los periódicos se llenan de estadísticas y de curvas que muestran caídas generales de demanda y en consecuencia un exceso de oferta que ya hace mella en el sector del automóvil, de la vivienda... siempre he oído que un sector ya sufría de exceso de oferta desde tiempos inmemorables.
Puede que suene a frívolo en los tiempos que corren de expedientes de regulación de empleo y de recesión galopante pero en este mundillo en el que me muevo son muchos lo que achacan a un exceso de oferta el que tan pocas parejas duren más allá del fatídico año. Es ese supuesto exceso de oferta el que hace demasiado tentador volver a la libertad que da la soltería sin compromisos. Y como una pescadilla que se muerde la cola todas esas parejas rotas vuelven a formar parte de nuevo de la curva de la oferta impidiendo alcanzar el punto de equilibrio de oferta y demanda y ni tan siquiera la que yo denominaría como soltería técnica, la que como en el paro, supone el índice mínimo por debajo del cual es imposible bajar porque está formada por aquellos que se mantienen momentáneamente solteros entre una pareja y otra.
Y encadenamos así una pareja tras otra, una de media al año calculo que llevo yo desde que empecé en esto, algunas duraron más (las menos) otras fueron más efímeras (las más frecuentes) sin que haya encontrado la receta para vayan a más. Creo que consciente o inconscientemente sabemos que si se acaba otros muchos llegarán a nuestras vidas y por eso al final nos volvemos excesivamente exigentes, rayando incluso la intolerancia ante la actitud del otro y nos mostramos muy poco pacientes. Tampoco hay reloj biológico ni muchos modelos que seguir. Y así seguimos, buscando la magia de dos curvas que se cruzan misteriosamente en el espacio infinito que marcan dos ejes.

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