31 de diciembre de 2009

Reto de año nuevo

Hoy termina oficialmente el año 2009, tiempo por tanto de balance y de nuevos retos para el año que empieza. Vuelvo a enfrentarme a estos días en medio del mediterráneo, las islas pitusas y un buen amigo me acogen bajo un sol radiante y unas temperaturas más que agradables que contrastan estos días con la lluvia invernal en Madrid. Pese a todo vuelvo a sentirme melancólico, siempre me pasa en estas fechas pese a que reconozco que 2009 no ha sido un mal año: he acabado un máster que hace un año sólo me planteaba, visité al fin Nueva York, uno de mis sueños más constantes en los últimos años, me he comprado coche (al fin) y termino el año emparejado, de una manera incipiente aún, sin la seguridad de lo consolidado por el tiempo y por el poso de las vivencias compartidas pero con un proyecto vital ilusionante y esperanzador. Con mucho tiempo que pensar, toca mirar al pasado, encararlo y enfrentarlo aunque duela y tomar de decisiones. Ya me ocurrió la última vez que visité estas islas el pasado verano, por aquel entonces dedicí olvidar a aquellos que habían estado, consciente o inconscientemente, jugando con mis emociones los útlimos meses, haciéndome soñar con algo que ahora tengo claro nunca pasaría. Decidí romper con todo aquello y empezar de nuevo. Las cosas me han ido francamente mejor aunque la pequeña crisis estuvo a punto de amargarme unas vacaciones. La aparente calma de los últimos meses sólo se rompió el sábado pasado, un viejo fantasma del pasado de hace más de 4 años, apareció de nuevo ante mis ojos. Ya habíamos coincidido otras veces en el pasado aunque nunca nos saludamos, hace tiempo que dejé de hablarle por imperiosa necesidad mental, esta vez sin embargo tuve que verle al lado de otro y en actitud cariñosa para que el mundo se cayese de nuevo a mis piés. Pese al tiempo transcurrido, a que he rehecho mi vida desde entonces al menos un par de veces y que de hecho estoy camino de hacerlo de nuevo si las cosas siguen su curso sigue ejerciendo un terrible poder sobre mi estado de ánimo. Y eso pese a que no creo que volviera a plantearme nada con él de nuevo aunque me lo pidiese, que no es el caso. Tal vez su sola presencia sea capaz de recordarme lo vulnerable que soy y me haga consciente de lo mucho que alguien puede hacerme sufrir. Me preocupa más la convicción de que sin embargo lo que tal vez más me asuste es darme cuenta de que desde entonces nadie ha sido capaz de poner mi vida del revés como él lo hizo y que mis historias desde entonces han estado plagadas de bonitos momentos pero sin la pasión, la magia y el romanticismo que nosotros dos tuvimos al principio. Así que ya está, 2009 se acaba y empieza 2010, con un gran reto que añadir a mi lista de pequeños objetivos que cumplir: que 2010 sea un año apasionante en todos los sentidos y desde luego eso exige que también yo ponga algo de mi parte. Feliz año nuevo a todos!!