4 de abril de 2008

Calma chicha

Aunque cueste creerlo la parte que peor llevo de estos procesos es tener que contar y dar explicaciones de lo acontecido a todos los que te siguen mi vida cuando lo único que te apetece es olvidarlo, pasar página y seguir adelante. No me gusta nada ese tono lastimero con el que te responden preguntando por razones que ni tú mismo encuentras. Puede que esté tan cansado de pensar en ello, de darle vueltas que todo me molesta, tanto que pasen de largo, como si la historia en sí no tuviese importancia, como que se vuelvan inquisitivos y preguntones. A veces gustaría mandar un sms o un mail conjunto con el asunto ruptura y dar por cerrado este capítulo de mi vida ante los demás sin demasiadas explicaciones, al fin y al cabo cada vez que lo cuentas terminas reviviéndolo una y otra vez. Y no deja de ser otra historia de fracaso sin final feliz. Aunque soy de los que creen que ninguna puede considerarse como tal, nada acaba con un "The end" bordado con letras doradas en cursiva y un fundido en negro como en el cine, lo que nos espera al final del camino no es más que la muerte a la que nos enfrentamos siempre en la más estricta de las soledades. Incluso hubo quien me dijo cuando le conté todo que parecía que lo llevaba muy bien y puede que tuviera más razón que un santo. No se trata de mera fachada aunque hay momentos mejores y peores en esto pero en general cuando se toma la decisión y ya no hay vuelta atrás, en ese momento siento una profunda y extraña liberación, ya no hay que luchar más, se acabaron los conflictos, los esfuerzos por enderezar una nave que ya hace tiempo veías cómo se iba a pique. Vuelves a tener la libertad de hacer tu vida sin dar explicaciones a nadie y por un momento piensas que mejor estás solo. Los problemas llegan después, cuando te enfrentas al día a día con escasos apoyos, cuando empiezas a olvidar los problemas que terminaron con todo y sólo te quedas con el recuerdo de lo bueno que hubo entre los dos, a mi me pasa, termino dulcificando siempre las cosas, olvidando lo malo y recordando sólo lo bueno para no saber muy bien porqué hemos acabado en ese punto. Puede que en este caso hayan pesado más los factores exógenos en la relación y eso lo haga más fácil, nadie es culpable en definitiva de lo que ha pasado pero llegará. Hoy todo parece tranquilo como en una extraña calma chicha, la misma que los viejos lobos de mar miran con cara de preocupación desde su vieja botana conscientes de que se avecina de nuevo una terrible tormenta. Experiencia al menos para sobrevivir a ella no nos falta.

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