8 de marzo de 2006

Prótesis

¿Por qué hay momentos que creo que todo es fruto de mi imaginación y que nos vemos para reafirmar su propia idea y capacidad de llevarse bien con los ex? Y eso me ha escrito alguien que fue muy importante en mi vida y que de otro modo lo sigue siendo aunque quizás no como él espere. Sé que quizás no debería hacerlo pero intentaré responder. No encuentro otra imagen más gráfica que represente lo que han sido en mi vida las rupturas amorosas que la amputación, perder a quien hasta entonces era mi otra mitad, el centro de mi mundo siempre ha sido un proceso doloroso en el que sustituyes a un confidente, un amigo por la nada más absoluta. Cierto que a veces puedes sentir cierta liberación al perder una parte de ti que se está gangrenando y amenazando con invadir todo tu cuerpo con su podredumbre, un miembro que sabes que tiene que ser cortado para seguir viviendo (o sobreviviendo al menos) y sientes un gran alivio cuando has dado el paso de romper toda relación, doloroso paso pero necesario al mismo tiempo para no sucumbir en el proceso. A cambio de eso te quedas con un muñón, un bulto que en nada se parece a lo que fue y que ya no te sirve de nada, ya no te abraza por las noches para darte calor y hacerte sentir protegido, ya no te llama para preocuparse por ti ni te hace sentir especial con sólo mirarte. Sin embargo, pese a que ha desaparecido, sigue doliendo, como un fantasma aparece de pronto recordando que estaba ahí y que se ha ido, y su recuerdo te atormenta en ocasiones, cada vez con menor frecuencia, pero sigue doliendo como entonces, como cuando tomaste la decisión de amputar ese miembro o como cuando alguien lo amputó de pronto sin haberte pedido permiso, harto de tener que soportar tus manías y defectos. Las ha habido mejores y peores, algunas rupturas se han llevado consigo una pierna dejándome incapacitado para andar, al menos momentáneamente, y otras apenas una falange de un dedo, de ese meñique del pié que apenas echas de menos. Han sido tantas las rupturas en mis casi 10 años de vida sentimental que no tendría miembros para representar a esos muñones que me quedan. Algunos ya están cicatrizados del todo y apenas recuerdo que existen, ni siquiera recuerdo lo que había antes de que ese muñón apareciese en mi vida, si una oreja, un pié o un dedo sustituía a ese bulto que es lo único que queda y para qué servían si es que tenían alguna utilidad. Por eso entiendo que haya mucha gente incapaz de amar de nuevo, de comprometerse, el miedo a sufrir otra amputación les paraliza porque quizás sienten que esa amputación sería la definitiva, que ya no les quedan más miembros que ofrecer en sacrificio al altar de ese dios pagano e insaciable que es el amor. Y cuando el dolor de ese muñón remite, cuando ha pasado el tiempo para que cicatrice y deje de sangrar, cuando ya me he habituado a su presencia, sólo entonces puedo pensar en ponerme una prótesis. Nunca será lo mismo, un brazo articulado puede ayudarme a romper una nuez como hacía uno de los personajes de "Largo domingo de noviazgo" con su brazo de madera pero con él nunca podré sentir una caricia, ni la lluvia cuando cae y mucho menos el calor de un abrazo. Aún así necesito intentarlo, si puedo al menos recuperar parte de las funciones perdidas, si puedo sentir que he recuperado parte de la confianza y de la intimidad que había entre los dos y construir sin hacernos un daño innecesario una amistad me parecerá que al menos el proceso no habrá sido en balde y que algo habremos ganado. No siempre es posible, a veces el muñón se resiste, sangra de nuevo recordando los malos momentos, a veces la prótesis y tú no sois compatibles. No obstante siempre he creído que merece la pena intentarlo y no porque necesite esas prótesis para hacer ver a los demás que soy un hombre fuerte y tolerante, en definitiva un super hombre biónico sino porque me cuesta vivir con tantos muñones cercenando mi cuerpo. Creo que necesito cubrir ese vacío que queda tras la amputación con algo positivo, necesito creer que sobre la tierra quemada siempre es posible construir algo de nuevo aunque nunca sea más que una mera imitación de lo que fue, algo más sencillo, menos exuberante y pasional, algo más íntimo, menos exclusivo pero quizás más duradero, más permanente. No será el palacio de cristal que fue sino una pequeña choza de piedra pero será menos frágil y más recogida, un refugio donde resguardarse de los avatares de la vida. Pensar sin embargo que esa prótesis pueda algún día recuperar todas las funciones que tuvo el miembro original, que a través de injertos de piel, de miles de cables y procesadores y horas de cirugía la prótesis puede recuperar todas las funciones que tuvo originalmente me recuerda hoy por hoy a un libro de ciencia ficción más que a una posibilidad real. Aunque ¿quién sabe de los avatares de la ciencia?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno niño, tú con calma, que a veces no es bueno hacerse tanta preguntas..., y sí más vivir lo que nos vaya viniendo. Mucha calma, que las prótesis suelen ser molestas...