25 de marzo de 2006

Con el sexo hemos topado...

En el mundo en el que me muevo la promiscuidad está al orden del día, sé que es un tópico que no siempre se da pero los tópicos siempre tienen su punto de verdad. Siempre se ha dicho que el hombre tiene un componente sexual más a flor de piel que las féminas. Supongo que la biología obliga en parte y el hombre necesita para perpetuar la especie esparcir su semilla allá donde puede mientras que la mujer, responsable de las crías busca y desea un padre que le dé protección y seguridad en todo el proceso de la maternidad que no hace tanto tiempo ocupaba gran parte de su vida. Al menos eso dice una teoría biológica que leí en algún sitio. Parte de cultural y religioso hay también en todo ello, las mujeres siempre se han sentido más reprimidas por una moral judeocristiana tan poco tolerante con el sexo cuando olvidaba su finalidad reproductiva esencial y las consecuencias de una vida promiscua y ligera siempre acababa pasando más factura a las mujeres que a los hombres. Han sido siempre ellas las que han pagado los embarazos no deseados, han sufrido más las críticas feroces y la exclusión social cuando se hacía público e incluso en muchos casos la ruina y el abandono. Por todo ello resulta hasta cierto punto normal que cuando dos hombres se juntan y surge el deseo el sexo aparezca con tanta fuerza. Cierto es que las cosas están cambiando. Las mujeres se han liberalizado y cada vez viven el sexo de una manera más activa y sin complejos aunque todavía sigo encontrando muchas mujeres para las que el sexo sin amor les resulta todavía inconcebible. Olvidada ya la pesada carga de la culpa que al sexo siempre asocia la moral judeocristiana intento llevar una vida libre de esas ataduras aunque me cuesta concebir las relaciones sexuales como un encuentro casual y fortuito entre dos cuerpos que se desean. A veces me ha ocurrido, lo reconozco, incluso a veces siento que lo que me apetece es sexo sin mayores complicaciones pero a la hora de ponerlo en práctica todavía me cuesta. No es porque piense que el sexo sin amor es algo moralmente malo y denigrante, al menos no de manera consciente pero supongo que cuando todo acaba no puedo evitar que me invada un tremendo vacío, que me sienta un mero objeto en las manos de alguien que sólo busca su propia satisfacción, del mismo modo que yo busco satisfacer con él otro una necesidad puramente física que en realidad oculta un tremendo vacío y esa soledad, compañera inseparable del ser humano, que me resulta muchas veces inasumible. Tengo amigos que llevan una vida sexual más plena, si la plenitud se mide en el número de amantes que pasan por su cama y que no saben lo que es la abstinencia sexual. A veces les envidio, al menos envidio el poder que tienen para separar la cama de los sentimientos y para disfrutar del sexo sin ataduras y complejos. Alabo además la sinceridad con la que lo reconocen y si les critico será porque han engañado a alguien, porque han jugado con los sentimientos de alguno para poder llevárselo a la cama y no porque se entretengan cuando los dos que se divierten son libres y conscientes de lo que hacen y significa. No soporto sin embargo la mentira, nadie tiene que contarme con quién y cómo se acuesta pero no soporto que intenten ponerse en una especie de altar de mártires de la sexualidad, impasibles, serenos, racionales y capaces de controlar un instinto que es impuro e inmoral porque surge de esa herencia animal que nos remite a nuestros orígenes más impuros y porque eso es lo que se les exige desde esa moral judeocristiana que todo lo impregna. Que no me cuenten que sólo se dedican a dar largos paseos a la luz de luna y a charlar en torno a un café si en realidad están en su casa dando rienda libre al deseo y a la pasión. Porque al final estamos hechos todos de la misma pasta y porque reconocerse vulnerable, a la carne y al pecado, al error y a la miseria nos hace más humanos, más cercanos y más reales

1 comentario:

Anónimo dijo...

por casualidad llegué a tu blog, cuando puse una frase que buscaba pero luego leí el post qe me interesaba y ahora leo este segundo. Nunca hago esto, es decir, nunca me he interesado por los blogs de nadie, pero siento tanta empatía con lo que piensas y aveces siento que me robas las ideas de la cabeza, además dices fraces que creía que solo eran mías, estoy sorprendido...¿quién eres?