24 de enero de 2006

Cosas que hacen que la vida merezca la pena

La película pasó por la cartelera sin pena ni gloria. Una película más, española para más señas, sin mucha publicidad y sin apenas visibilidad más que en algunos cines de la Gran Vía. Ya entonces me quedé con ganas de verla. Gómez Pereira de director y Ana Belén como su musa eran buenas razones para acercarse al cine a verla, siempre me ha enamorado "El amor perjudica seriamente la salud" y me encandila el papel que tanto Ana Belén como Penélope Cruz recrean en la pantalla. Se me pasó, como tantos otros estrenos que se van de las carteleras en semanas sin que haya encontrado un hueco para verla. Viajando a Nueva York donde hacía escala camino de Puerto Rico me encontré una de las canciones de su banda sonora en la pantalla individual, esa que ofrece Iberia a los pasajeros de la clase business para manejarte por sus películas y contenidos. La canción llevaba el mismo título que la película así que la puse. Desde el primer acorde, desde la primera vez que la voz de Pasión Vega sonó me enamoré irremediablemente de la canción. Una canción optimista, vital, justo lo que necesitaba pensé. Así que cuando volví a Madrid me la descargué. Esa canción me ha acompañado estos meses como un himno en el MP3 y aunque a medida que recuperaba la sonrisa la he dejado algo de lado, apartada por otros éxitos musicales le debo mucho. Como a la canción de Bebe "Ella", otro canto al optimismo que tanto me ayudó en el pasado, justo cuando necesitaba sentir que detrás del amargor de un final no buscado se abría otra puerta a la esperanza. El sábado buscando una película que regalar a mi amiga Rut en la sección de cine español de El Corte Inglés, una española a la que no tenga fácil acceso en París donde vive me topé de bruces con el DVD de la película. 5 euros costaba, menos que el cine así que no lo dudé y la compré. Ayer acabé de verla. Es muy distinta a "El amor perjudica seriamente la salud", Ana Belén sale estupenda como siempre pero ya no es ese personaje luchador, cegado por la ambición del dinero y la fama, se la ve derrotada, vencida por un divorcio y una soledad que la carcome por dentro hasta que se cruza en su vida un Eduard Fernandez en el paro, un fracasado en el sentido más puro de la palabra y le devuelve la esperanza. Dos seres vencidos que deciden dar una oportunidad más a la vida. Como dice la protagonista al final de la película, la búsqueda de pareja a cierta edad es como buscar un jersey en un almacén lleno de saldos, todo parece horrible hasta que encuentras algo que aunque a simple vista parece también desastroso y sin embargo te sienta como un guante. Supongo que de eso se trata, el mundo está lleno de fantasmas muertos en vida en búsqueda de alguien que nos haga sentir de nuevo vivos. Como en otra películaa (tengo demasiadas referencias cinematográficas, lo sé) que vi el viernes de vuelta de Sevilla en el Ave. "Antes del anochecer", segunda parte de la famosa y aclamada "Antes del amanecer". De nuevo los mismo personajes, de nuevo una capital europea, en este caso un París radiante en un día soleado de primavera, de nuevo el diálogo como excusa pero los personajes ya no son los mismos, parecen sombras de lo que fueron, melancólicos, nostálgicos de una inocencia perdida con el devenir de los años y de la acumulación de fracasos y de sueños incumplidos. Me gusta cuando ella reconoce ser consciente de que cada ruptura sentimental es un paso más que le acerca al abismo de la soledad, que a medida que crecemos resulta más difícil encontrar alguien con el que conectar y por eso se contenta con una relación en la distancia, una relación que le deja tiempo para sentirse libre e independiente pero que no la llena ni la satisface del todo. Ya no vivimos las rupturas como un siga probando de una tómbola del amor sino como una oportunidad perdida, una más de las pocas que se dignan ya a aparecer en estos años de madurez. Porque no sabremos a ciencia cierta que buscamos pero sí somos conscientes de lo que no queremos. Y en eso debe consistir madurar. Desde luego si madurar es perder la sonrisa porque nos damos cuenta de que la vida va en serio como dice Ana Belén en la película que titula esta entrada en mi blog prefiero seguir siendo un niño toda mi vida para seguir riéndome de todo, de mi mismo el primero. Pena que sea demasiado tarde. Para no resultar demasiado pesimista acabaré con la verdad más grande que el cine ha contado y sé que puede sonar ridícula. Sucede en "Notting Hill" cuando Julia Roberts entra en la tienda de Hugh Grant a pedirle una segunda oportunidad despuÉs de haberle hecho la vida imposible. Hugh se niega porque está harto de no ser nunca lo suficiente para ella, una gran actriz del star system de Hollywood y ella, con la mirada vidriosa a punto del llanto le dice que al fin y al cabo en el fondo es sólo una mujer y como toda mujer lo único que desea es que la quieran. Como todos. Gran verdad. ¿Por qué nos empeñamos en hacerlo todo tan difícil? ¿Alguien lo sabe? Yo no tengo la respuesta y me temo que es inútil buscarla.

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