31 de diciembre de 2007

Balance de un año

Termina un año que ha sido poco fértil en este blog, lo reconozco. Es verdad que sigo sin conexión en Internet y que eso hace más difícil escribir aunque sea unas líneas pero reconozco que también me pesa la vagancia, que podría escribir en casa y luego colgarlo en el trabajo y sólo me llevaría un par de minutos pero no me apetece, me veo sin ganas aunque temas ho hayan faltado este año que hoy nos abandona. En estas fechas no resulta inevitable hacer recuento de un año que en general debería decir que no ha sido malo aunque el último trimestre me deje un cierto sabor amargo, precisamente el que tenemos más cerca y el que muchas veces más pesa en el análisis. Siempre se me ha dado mal el 4º trimestre, casi todas las rupturas dolorosas que he sufrido sucedieron en un Madrid otoñal como escenario, el tiempo plomizo de estas fechas me hunde el ánimo sin que los factores ayuden demasiado a compensar. De hecho debería hacerme chino, seguro que en marzo, cuando empieza según su calendario el año nuevo, las cosas se verían de otro modo con la ayuda de una climatología más favorable y con la primavera a punto de mostrarse en Madrid con toda su fuerza. Toca hacer recuento en diciembre así que no hay más opciones, lamentablemente. Empezaré por lo mejor de este año 2007: una casa nueva recien estrenada y costó conseguirlo, 6 meses de retraso a los que sumar otros tres con las llaves en la mano y ya pagando la hipoteca hasta que conseguí que me hicieran los arreglos sin los cuales no podía hacer el traslado, dos nuevos países que sumar a la lista de viajes (Grecia y Egipto) hechos en muy buena compañía, un ambiente de trabajo muy mejorado y cada día más divertido, muchas noches de fiesta, muchas confidencias con los amigos de siempre y con algunos otros nuevos o recuperados, una gran fiesta de cumpleaños (aunque no debería yo decirlo)... y seguro se me olvida algo. Lo peor, un año laboral un tanto insulso, de crisis diría yo, una carrera profesional algo frenada y la sensación de que la única opción pasa por buscar otra cosa fuera de los muros de esta compañía donde ya llevo dos años y medio, el mal sabor de boca y la sensación de inutilidad que te deja participar en varios procesos de selección sin haber sido el elegido y sin que te den la oportunidad de tomar una decisión que ellos toman por ti con un no por respuesta. Y eso en el plano laboral porque en el personal la crisis amenazó los cimientos de mi relación de pareja, la distancia se hacía ya insoportable, lo que era incluso una ventaja en su día cuando le conocí se transformó en demasiadas noches con la cama vacía contando los días que faltaban hasta que un avión volvía a juntarnos de nuevo. Sentí que aquello ya no me llenaba y lo peor es que no había planes de que fuera a cambiar en breve y que los calendarios para fijar la fecha de las nuevas visitas, eternos compañeros de visitas, era lo único a lo que podía aspirar. Y exploté, fueron semanas duras para ambos hasta que logré convencerle de que merecía la pena intentar salvar lo nuestro aunque eso implicase un cambio radical en mi vida. Un nuevo país, o mejor, el recuentro con un país en el que ya viví una etapa de mi vida, una de las mejores por cierto pero que ha cambiado demasiado desde mi año loco de Eramus. Ya apenas conozco a nadie en la ciudad y Marie, la única a la que veía con frecuencia cuando subía a la capital belga, ni siquiera vive allí. En eso sigo de momento, buscando algo que me permita dar ese salto aunque a veces me asalten las dudas. Sé que la experiencia internacional va a ser un plus en mi carrera pero me asusta pensar que todo salga mal y me encuentre de pronto solo en una ciudad gris y plomiza deseando volver a casa. Pese a todo creo que el riesgo merece la pena, que dejar morir esto que tanto he buscado me parece de cobardes y más ahora que tanto me necesita a su lado. Por eso cada vez que una entrevista de trabajo no sale siento que he fracasado de nuevo aunque también respire aliviado sabiendo que eso me permite seguir en Madrid algunos meses más con mi vida de siempre. Por eso le pido al 2008, el año de la rata del horóscopo chino (aunque hasta marzo no comience oficialmente) que sea el año del cambio, a mejor por supuesto. Al fin y al cabo dicen que será un año de buenos augurios, de gran expansión y en el que las personas tendrán no sólo iniciativa sino también capacidad de llevar a la práctica prósperas ideas. Os lo deseo a todos. ¡¡¡Feliz 2008!!!

3 comentarios:

F. dijo...

Wow!...pensaba que el nuevo año sería fuerte para mi, que soy rata...pero veo que para el llanero solitario el horizonte anticipa cambios de intensidad

Jaime dijo...

Pues sí Danielito, que el año 2008 traiga lo mejor para todos. Yo por mi parte espero que te pueda seguir engañando de vez en cuando llevándote a ver esa "pelirumanaqueestáquetecagasylehandadomogollóndepremios" de turno...que es que eres un candil y caes...

Jaime dijo...

Uy, te he enviado 2 porque no pensaba que se había grabado el primero, pero ya veo que es que los tienes que aprobar. O sea, con este tres...ya no te pinto más en el blog...yo mutis...