7 de septiembre de 2006

Siempre nos quedará Parí­s

Resulta curioso que tu nombre latino, Lutetia, signifique "residencia en medio del agua" aunque la majestuosidad del Sena no pasa desapercibido a nadie que te visite y hoy no se entendería París sin el suave abrazo con el que rodea a Notre Dame o sin el leve susurro con el que transita al lado de la torre Eiffel. Al revés que Madrid que creció y se desarrolló a espaldas de un río al que nunca se ha sentido especialmente unido, la ciudad París surgió en medio del Sena y sigue íntimamente unida a Él, a sus puentes, a sus muelles y a los barcos que lo transitan a diario lleno de turistas llegados de medio mundo. Y fue en medio de este río, en la pequeña Île de la Cité donde se asentaron sus primero pobladores, un entorno que imagino hostil en sus inicios, incómodo, oscuro, húmedo y lleno de barro, ahí nació el rutilante París. Mucho ha cambiado desde entonces la ciudad de la luz, mucho ha hecho el tesón de sus habitantes por domesticar a su compañero inseparable, por encajar el río entre grandes paredes de piedra, decorado de excepción de una ciudad de ensueño, escaparate para el mundo de la "grandeur" del imperio francés hoy ya venido a menos en este entorno globalizado y el lugar elegido por todos los presidentes de la 5ª República francesa para pasar a la historia y dejar una huella imborrable, nuevos iconos que sumar a todos los que jalonan esta ciudad repleta de historia y de monumentos. No era la primera vez que la visitaba, somos ya viejos conocidos, me he pateado sus calles muchas veces aunque siempre descubro nuevos rincones, lugares mágicos que no conocía y que muchas veces ni siquiera salen en los mapas. Eso es lo que me gusta de ella, ese aire misterioso oculto bajo su disfraz de vieja dama burguesa, esa sensación de que nunca la llegas a conocer del todo, que siempre te sorprende con coquetas terrazas en las que el tiempo parece no haber pasado, lugares donde tomar un café mientras lees o te entretienes viendo a la gente pasar ajena a la curiosidad de tu mirada. O esas diminutas plazas llenas de encanto, espacios ajenos a los circuitos turísticos pero que en lugares menos cargados de historia y de monumentos serían dignas de aparecer en los mapas como visitas inexcusables. Por eso me gusta dejarme llevar por mi instinto para recorrer sus callejuelas, muchas han sido las veces que lo hecho solo, también en esta ocasión hubo tiempo para perderme, para reencontrarme a solas con la ciudad. Lo diferente esta vez vino de tu mano. Gracias a ti pude ver el lado más pasional y romántico de la ciudad que tanto se me resistía, el más reconocido por todos cuando hablan de ella como la ciudad del amor. Como en la película "Antes del Anochecer" París se convirtió en un decorado grandioso en el que no paramos de hablar, disfrutamos como niños y nos fuimos conociendo un poco mÁs. Descubrí tu lado más tierno, sensible y educado, ese que ocultas bajo tu disfraz de payaso irredento, en eso te pareces demasiado a mi. Costó separarse, costó decir adiós aunque en realidad se tratase de un hasta luego despuÉs de tres días llenos de conversaciones, de risas y de largos paseos por el Sena. Contigo siento que puedo ser yo mismo, que nadie me juzga continuamente, que no tengo la sensación de defraudarte cuando me dejo llevar por la espontaneidad, que no necesito calcular cada paso que doy, contigo me siento relajado, feliz. "Siempre nos quedará París" te decía como consuelo cuando tuvimos que posponer algunos de los planes previstos para este verano. Y siempre nos quedará como recuerdo de un increíble fin de semana que ha unido irremediablemente esta ciudad contigo en mi memoria. Entraste en mi vida del mismo modo que el Sena atraviesa París, de un modo pausado y tranquilo pero poco a poco siento que como París hay una parte importante de mí que no se explica o no se entiende sin ese compañero discreto y mudo que se cruza a cada paso con todo aquel que recorre la ciudad. Sólo el tiempo dirá si has venido a quedarte para siempre, testigo silencioso de mi vida como el Sena lo ha sido de París durante siglos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

para mí es algo pendiente. Sigue disfrutando.